Historía
The Holy Child of Atocha
Santo Niño de Atocha
Fresnillo, México
Chimayo, Nuevo México
Santo Niño de Atocha
Fresnillo, México
Chimayo, Nuevo México
Retratada como un pequeño peregrino español, la imagen del niño Jesús, conocido como el Santo Niño de Atocha, usa un largo vestido con una capa que tiene un ancho cuello de encaje y puños con volados. En su capa está la imagen tradicional de un peregrino, una concha de berberecho, y él sostiene una pequeña canasta con su mano izquierda, y una vasija de agua está sostenida por un bastón que tiene en su mano derecha. El pequeño santo niño usa sandalias abrochadas con hebillas –huaraches- de plata, y un sombrero grande y flexible con una pluma. Aunque se lo conoce como un peregrino, generalmente se lo muestra sentado en una pequeña silla.
La tradición devota del Santo Niño de Atocha es un relato rico, tanto en historia como en devoción. Aunque el Santo Niño es el trabajador milagroso, la devoción originalmente fue Mariana. Como es apropiado, antes de que se le pida a un niño hacer algo, la persona que pide debe solicitar en primer lugar permiso a la madre del niño. De este modo, los rezos y las novenas para el Niño de Atocha comienzan con un rezo a María, Nuestra Señora de Atocha.
Según la tradición, la devoción a Nuestra Señora de Atocha y su niño hacedor de milagros se originó en Antioch, y San Lucas el Evangelista fue el escultor de la primera imagen de la madre y el niño. De este modo, es posible que la palabra Atocha provenga de Antiochia. La devoción a Nuestra Señora con ese nombre se extendió rápidamente, y en 1162 hubo una hermosa estatua medieval en la Iglesia de Santa Leocadia en Toledo. En 1523, Carlos V de España pagó un enorme templo y ubicó la estatua bajo el cuidado de los Dominicanos. La imagen del Santo Niño era desmontable, y las familias devotas tomaban prestada la imagen del niño cuando una mujer estaba a punto de dar a luz a su bebé.


En Plateros, una pequeña aldea cercana a las minas de Fresnillo, se construyó una iglesia en honor a Santo Cristo de los Plateros, un crucifijo milagroso, comenzando la construcción a fines de la década de 1690. Se colocó en un altar del costado una hermosa imagen española de Nuestra Señora y su Niño Divino.
En la estatua original de Nuestra Señora de Atocha en el santuario mexicano ella sostenía al Santo Niño con su brazo izquierdo. El niño era desmontable y en una oportunidad la imagen original se perdió. Se talló un reemplazo a medida. El nuevo niño tenía características indígenas. Más parecida a una muñeca que a una escultura, la imagen tenía una peluca de pelo humano y sus manos eran muy grandes y toscas. Los párrocos comenzaron a llevar al Santo Niño a las procesiones en las Navidades, en las fiestas de febrero de Candelaria, en la Purificación de la Virgen, a la iglesia parroquial cercana a Fresnillo. Vestían al Santo Niño con diferentes atuendos para destacar las festividades estacionales del calendario litúrgico.
A fines de la época colonial, la devoción al Santo Niño creció y eclipsó a la devoción a Nuestra Señora de Atocha, y también a la del Señor (Santo Cristo) de los Plateros. En un inventario de 1816, se describe a la pequeña imagen del Santo Cristo usando un vestido púrpura y sosteniendo un pequeño globo de plata y un cetro. Su vestido estaba decorado con varios Milagros plateados y él había obtenido dos retablos en acción de gracias por parte de clientes agradecidos. En 1838, un nuevo inventario mostró que la pequeña imagen había sido trasladada a un nicho en el altar principal. Aún vestido como un niño príncipe, había ganado un rosario y un cinturón y tenía veintinueve conjuntos de ropa y treinta y dos retablos (pinturas en lata o madera dadas como ofrendas ex voto).

Así como sus viajes anuales en peregrinación a Fresnillo habían alimentado su reputación como una imagen deambulante o peregrina, una novena que se escribió en su honor en 1848 contribuyó a sus patrocinios tradicionales. La novena se escribió para completar una manda, o un voto, para rezarle al Santo Niño a cambio de la recuperación del autor de una grave enfermedad. Calixto Aguirre comenzó su Acción de Gracias con un viaje desde Guanajuato a Plateros. Aquí, con la ayuda de dos hombres conectados con el santuario, transcribió el registro de nueve milagros de los retablos, utilizando cada uno como un tema inspirador para las plegarias del día. La novena describía al Santo Niño con los atributos
de un pequeño peregrino en lugar de un niño rey. Los milagros descritos son a favor de prisioneros y de aquellos que están atrapados en un sistema jurídico injusto, mineros, inmigrantes, víctimas de delitos y de malas condiciones económicas y laborales, y en favor de los que están gravemente enfermos. Había sido llamado el Patrón de los Desamparados, o “los abandonados.” La novena de Aguirre tuvo una enorme distribución en México, Nuevo México, y América Central, y se extendió rápidamente la reputación del Santo Niño.

En 1857, Severiano Medina de Nuevo México peregrinó a Fresnillo y trajo de vuelta una pequeña estatua del Santo Niño. Esta estatua fue consagrada en una capilla privada en Chimayo, cerca de Santa Fe. Allí, la devoción local comenzó a crecer como había crecido cuando llegó al Nuevo Mundo. En este santuario hay un pocito, o aljibe, donde los devotos vienen a llevar tierra bendita como un sacramento en honor al Santo Niño y como una ayuda para curar.


Pasaje del Santo Niño Jesús por Ann Ball y Damian Hinojosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario