El Santo Niño de Atocha es una representación católica del Niño Jesús y es muy popular en las culturas prehispánicas de España, México, Filipinas y el suroeste de Estados Unidos, especialmente de Nuevo México.
El 8 de octubre de 1566 se descubrieron las minas de San Demetrio. Para 1621 se le denomina al sitio Plateros. Desde el siglo XVIIse venera un bello crucifijo de tamaño casi natural llamado el "Señor de los Plateros". Su fama milagrosa se acrecenta con la resurrección de un muerto, lo que hace crecer la actual iglesia iniciada en 1789.
Para 1830 circulan por toda la República con gran profusión, folletitos o estampas llamadas "Novenas", que contienen la imagen del"Niño Azul" diciendo que es el "Santo Niño de Atocha" que se venera en Plateros. La estampa representa a un niño de 8 a 10 años con sombrero ancho y remate de plumas. El infante está sentado en una silla con brazos, calza huaraches y lleva sobre los hombros una esclavina con la concha del peregrino y un cuello de encaje. En la mano izquierda lleva el báculo y el guaje del viajero y en la derecha una canastita. Cuando el peregrino viene a su santuario esta imagen no existe.
El pequeño que nunca está
Este niño no está, y en el altar mayor, al pie del Santo Cristo de los Plateros, se encuentra desde 1829 el "Santo Niño de Santa María de Atocha" que fue regalado, según tradición, por el marqués de San Miguel de Aguayo, propietario de las minas de Plateros.
Esta imagen es cierta réplica del de Santa María, venerada en Atocha, Madrid. Pero se trata de un niño recién nacido al que también se le ha dado atuendo de peregrino y se le coloca sentado, aunque en más modesta silla. La otra es una pintura, ésta es una escultura.
Para darle culto independiente se le hace sentar en una silla y se le viste como a un Niño mayor.
Los cristianos siempre han tenido una gran devoción al Niño Jesús porque "Él es Dios" y hombre verdadero. Toda la vida de Jesús es fuente de sabiduría y salvación que revela el amor infinito de Dios.
Para vencer al mundo y participar de la vida divina, Jesús enseña a depender de Él como niños.
"Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él."
Lucas 18,17
"Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor»"
Lucas 1,46
Lucas 2,19
San José reconoce en el niño Jesús al salvador del pueblo:
"Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados"
Mateo 1,21
Santa Isabel:
"y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno»"
Lucas 1,42
Los ángeles:
"os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor"
Lucas 2,11
Lucas 2,13-14
Pastores:
"Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño"
Lucas 2,17
Lucas 2,20
Simeón:
"porque han visto mis ojos tu salvación la que has preparado a la vista de todos los pueblos luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel"
Lucas 2,30-32
Lucas 2,34
Ana:
"Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén"
Lucas 2,38
Magos de Oriente:
"«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.»"
Mateo 2,2
"Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra".
Mateo 2,11
Abril de 2007
Era la media noche del martes, decenas de fieles católicos vieron la figura del Santo Niño de Atocha en el remate de la cúpula de su santuario. Decenas de mujeres, hombres y menores de edad venían a "pagar" sus mandas, a dejar testimonio de que la fe está viva, de que la esperanza se renueva.
Entonces ocurrió lo inesperado. En uno de los grupos de creyentes se encontraba un infante, que a la mitad del camino hacia el templo dijo:– “¡Mira mamá, el Niño de Atocha salió a recibirnos, está arriba de la iglesia”.
La voz del menor de edad llamó la atención de sus acompañantes, quienes voltearon la mirada hacia la cúpula del templo. Incluso hubo quienes aseguran que se movía, que perfectamente se le veían las manos, que parecían estar muy contento.
La algarabía despertó a vecinos y comerciantes. En cuestión de minutos la explanada del santuario se inundó de expectantes familias, de miles de personas que atestiguaban la “milagrosa aparición”. Los más se arrodillaron, lloraron de alegría. Pasaron cerca de 2 horas y hasta entonces comenzó a dispersarse la gente.
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